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Fetichismo, otra manera de vivir tu sexualidad

fetichismo

Hace ya un tiempo os hablábamos de las parafilias sexuales y sus características. Hoy, vamos a profundizar un poco en una de las parafilias sexuales más extendidas y comunes: el fetichismo.

El fetichismo, en sus orígenes, era única y exclusivamente la devoción hacia objetos materiales. Relacionado con la religión, un fetiche es un objeto que se convierte en sagrado y es adorado por los seguidores de dicha religión, por ser considerado algo mágico y sobrenatural. Etimológicamente, fetiche viene del portugués feitiço (hechizo).

Como todo, alrededor del fetichismo se ha creado una vertiente sexual de la palabra. Como decíamos, el fetichismo sexual es una parafilia en la que se encuentra excitación sexual e incluso se llega al orgasmo a partir de un objeto material o parte del cuerpo concreta. Por tanto, podríamos decir que los fetichistas están “hechizados” por sus respectivos fetiches.

En una práctica sexual solitaria, se utiliza el objeto para olerlo, tocarlo o frotarlo por el cuerpo, sobre todo si otra persona lo ha usado o llevado, como en el caso de las prendas de ropa. En cambio, cuando se llevan a cabo relaciones sexuales en pareja, la excitación puede radicar en que la pareja lleve el objeto puesto o lo utilice. En el caso del fetiche por partes del cuerpo, es común utilizar dicha parte para masturbar o estimular a la persona fetichista (como por ejemplo los pies). Una de las características que distinguen a los fetichistas de personas con gustos particulares es que el objeto se convierte en algo más excitante que la persona.

El fetichismo sexual se considera una práctica inofensiva, salvo que cause daño. Hay mucho debate en torno a la consideración del fetichismo como una enfermedad mental. La Asociación Americana de Psiquiatría considera que solo es una enfermedad cuando se prolonga durante más de medio año y afecta a la vida sociolaboral de la persona en cuestión. En caso contrario, se considera una simple preferencia sexual.

En Sex Toys Center defendemos la libertad sexual para todo el mundo, siempre desde la responsabilidad y el autoconocimiento. Para vivir una sexualidad sana, debemos descubrir qué nos gusta y por qué, y saber encontrar el equilibrio para conseguir que mente y cuerpo se pongan en consonancia a la hora de disfrutar de nuestra sexualidad.

Y vosotros… ¿tenéis o habéis tenido algún fetiche?

 

Fotografía: Franjo Matković