Esta postura del kamasutra, El amante tierno, tiene una dificultad moderada, y se realiza de la siguiente manera: el chico se pone en el suelo de rodillas, mientras la chica se tumba boca arriba, con las caderas levantadas y las piernas abiertas, rodeándolo a él. Una vez colocados, ella tiene que tener las plantas de los pies tocando el suelo y las rodillas flexionadas. Él la ayuda a mantener la cintura levantada para equilibrar la postura y se inicia el balanceo de la penetración.

A la vez que la penetra, el chico puede dar besos en el vientre de ella y puede acariciar su cuerpo con las manos. El contacto físico de ambos integrantes es muy fuerte, y además permite que se miren a los ojos durante el acto. Se une sexo y complicidad, amor y placer carnal, en una postura que es innovadora a la par que bastante sencilla y tierna

Ella puede mover sus caderas variando la intensidad del movimiento para aumentar las sensaciones del amante tierno, que por otro lado tiene un abanico de movimiento y penetración bastante limitado. Para que ella llegue mejor al orgasmo, él puede ejercer una penetración más profunda para estimular el punto G y el clítoris con su hueso pélvico y el glande. Por tanto, dentro de los límites de la propia postura, la pareja puede hacer de más y de menos para amplificar sus sensaciones y alcanzar el culmen juntos.

Esta práctica es ideal como preliminar. Sin embargo, no es una postura demasiado cómoda para ninguno de los dos, y por tanto no puede ejecutarse durante demasiado tiempo, porque podría ser perjudicial. Su práctica es conveniente para las parejas con poca flexibilidad, para personas con sobrepeso y mujeres embarazadas, puesto que facilita la penetración evitando barreras y permitiendo llegar más al fondo. Sin embargo, cualquier pareja que quiera encender la chispa del amor o avivarla hasta hacer saltar la llama, lo conseguirá con El amante

Cabe decir que, aunque esté idealmente diseñada para una relación heterosexual, también puede adaptarse a relaciones gays y lésbicas con arneses.